No
hace mucho comencé a leer un libro de los de palabras espesas pero que dicen
poco, poquísimo. De los que cada capítulo se puede resumir en una única y
sencilla idea principal, inversamente proporcional a la verborrea utilizada y a
las energías empleadas para separar el polvo de la paja. De lenguaje críptico,
en apariencia interesante, y salpicado de términos en diferentes idiomas que
bien pudieran tener una traducción al nuestro pero que así queda más
interesante.
Puedo
soportar todo eso e incluso seguir leyéndolo, no vaya a ser que me esté
perdiendo algo interesante.
Puedo
ignorar expresiones del tipo: “minitour
para visitar propuestas”, “la predisposición es total”, “travelling que
empezará en cualquier momento”, “hacemos un reenactment”, “intelectualizar una
acción para tomar distancia”, “perdura la ilusión teenager”, “en plan positivo
pero con nocturnidad” “hacer un link a otro hotel”.
Puedo
entender que asistir a Documenta y Manifiesta, Kassel y Frankfurt o Arco
conlleve también el paseo por los “lugares
marcados por la tradición artística nocturna, por lo que toca, por lo que está
definido, por las invitaciones y lo gratis y por un deseo de frivolizar”.
Esto dice el curator.
Pero
lo que no puedo entender es que nos relate una fiesta en Venecia, fallida por
una inundación inesperada, en un palacio, en la Bienal, y nos haga saber que,
además de ser divertidos, inesperados e inadecuados porque se les ocurre
trasladar todo el alcohol de la fiesta al medio de una plaza, eso está “Financiado con dinero público”.
Si
pretende hacer una gracia, con la que está cayendo, no se la veo. Si lo que
pretende es denunciar esas prácticas, no advierto el tono. Y dejar en letra
impresa tal desfachatez… una acción poco prudente y expuesta a lo que le venga.
¡Quién
sabe! Lo mismo es eso lo que pretende. Tras lo del dinero público, puntualiza “Adiós a la clase. Adiós al saber estar.
Como si en algún momento hubiéramos tenido algo de las dos cosas”.
¿Qué
tendrá que ver todo esto con la mirada y la labor curatorial? ¿Es necesario
incluir un capítulo de cuatro páginas para contarnos esto?
Posdata:
Os
resumo el capítulo, con la idea principal, así os lo podréis saltar.
Cuando
viajamos para ver propuestas artísticas, gamberreamos un rato, asistimos a
fiestas, nos saludamos y, más tarde, nos quisiéramos matar los unos a los
otros, somos divertidos y gastamos dinero público bebiendo alcohol y perdiendo
los modales. Tenemos mucho peligro y somos engreídos.
Ver también Escombros y chorizos en la Bienal de Venecia.
La verdad querido Alberto es que lees cosas muy extrañas. Estás aburrido o qué? Jajajaja. Yo cojo un libro de esas características y no soy tan cabezona como tú, dejo de leerlo sin más. Eres el colmo de la tolerancia y la persistencia, pero sin eso no serías Alberto Reina Blanca.
ResponderEliminarAlgún día me pondré límites. Me lo digo a menudo.
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