Un año más está llegando la
Navidad. Por esta parte del planeta es
difícil ignorar tales fechas de celebración ininterrumpida. Un antes, durante y
después al que no escapan creyentes ni escépticos.
Para bien o para mal, e
independientemente del significado religioso, el gigantesco aparato navideño
trabaja incansable para conseguir sus objetivos: un plus de consumo, afecto y
solidaridad. Estas palabras tampoco vendrían mal el resto del año.
Para no desentonar en
exceso, esta casa, durante estos días, se vestirá de luz.
No vais a ver nada nuevo,
sólo he recuperado algunas piezas anteriores en cera de parafina a las que he
aplicado el milagro de la luz.
La pieza de la cabecera y estas tres siguientes pertenecen a la colección de cajitas Tesauro para mirar en soledad (2010).
Esta última, no sé si la recordáis, es mi pequeño homenaje accidental a Chillida (2011)
Las piezas en versión original las podéis encontrar en los enlaces o en la columna de la derecha del blog.
No hay comentarios:
Publicar un comentario